En apartamentos, estudios o simplemente estancias pequeñas que cuentan con dimensiones muy reducidas, poder sacar el máximo aprovechamiento del espacio es una prioridad. En este caso, las puertas correderas son la solución ideal para optimizar el miniespacio existente.
Por otro lado, si no tienes falta de espacio, pero quieres separar ambientes que a veces quieres ocultar y en otros momentos prefieres dejar a la vista, una puerta corredera te ayudará a conseguir ese doble efecto.
Existen puertas correderas que se esconden dentro de la pared y otras que se deslizan por la parte exterior.
Para las puertas correderas que se ocultan en el interior del tabique se requiere de un casoneto (un cajón metálico que se debe colocar en el interior del tabique y se reviste por ambas caras con yeso o con mortero), dependiendo del uso que vaya a tener posteriormente la pared (si lleva azulejo o va a ir pintado).
Dependiendo si el tabique es de ladrillo o de cartón yeso, se deberá colocar el armazón específico para cada material.
A la hora de instalar una puerta corredera debemos tener también en cuenta la manilla que vayamos a colocar, ya sea un manillón o un simple uñero.
De esta elección dependerá el hueco de paso que nos deja la puerta una vez abierta, ya que con un manillón tendremos que descontar aproximadamente unos 10 cm de puerta que no se ocultará dentro de la pared. Recomendamos si es posible la colocación de puertas con una hoja estándar 10 cm mayor para no perder hueco de paso.
Así, si quisiéramos colocar una puerta corredera en el cuarto de baño recomendamos colocar si es posible una puerta de 72,5 cm para que una vez abierta la puerta nos queden 62,5 cm para poder acceder sin problemas.Existen también armazones especiales para puertas de dos hojas, para puertas contrapuestas, puertas telescópicas e incluso para puertas curvadas, por lo que casi seguro se resuelven todas las posibles necesidades.