La cocina es en muchos casos, el núcleo de los hogares, además del lugar de cocinar puede ser la zona de reunión y celebración con familia y amigos en torno al cual gira la vida familiar en nuestras casas. Si tienes una cocina con dos ambientes (zona de cocina y de comedor), el papel pintado es ideal para aportar un toque de exclusividad a la cocina.
Estamos totalmente a favor del papel pintado en la cocina, pero siempre utilizad un papel vinílico (papel pintado que incorpora un papel de vinilo sobre la capa de papel que aísla de la humedad y facilita la limpieza mediante un trapo humedecido), son más resistentes que los papeles convencionales.
No es conveniente empapelar las zonas cercanas al fuego y/o fregadero…por muy resistentes que sean los papeles actuales siempre recomendamos colocar cerámica en las zonas de trabajo de la cocina.
Es en la zona de comedor donde se suele colocar el papel pintado, para resaltar esta zona y/o delimitar ambos ambientes.
¿Como elegir el diseño del papel pintado? No tienes por qué elegir motivos culinarios, la verdad es que se pueden colocar rayas, flores o cualquier otro estilo decorativo, pero intentando siempre que vaya a conjunto con el estilo general de la cocina (los muebles, la encimera…) y el resto de elementos de la decoración.
El papel pintado aporta un toque de distinción en el diseño de la cocina que los azulejos normalmente no son capaces de conseguir, aunque hay que decir que los fabricantes de cerámica han innovado mucho en los últimos años creando materiales únicos.
En general, el empapelado te saldrá algo más económico que la cerámica, aunque siempre depende del material que elijas. Debes de tener en cuenta la preparación previa de la pared, debiendo estar perfectamente lisa para la correcta colocación del papel.
Para que el papel pintado en tu cocina sea un éxito es importante elegir bien la zona que vamos a empapelar, que llame la atención pero sin abusar, así que con una pequeña pared será más que suficiente para aportar ese toque de exclusividad y distinción. Debemos empezar y acabar en rincón, para que el remate sea perfecto.
Hay que intentar que sea una “pared principal”; esto es una pared que se vea en cuanto entras en la cocina y a ser posible que no disponga de puertas, ventanas, radiadores etc. para que el papel de la pared puede tener todo su protagonismo.
